La alimentación de la perdiz roja es variada, come hojas, brotes, bayas, semillas e incluso insectos. Es un ave muy bien adaptada a la falta de agua, que aguanta grandes periodos de tiempo sin beber con el solo líquido que le proporciona su alimentación. Con respecto a su alimentación natural, un estudio indica que las semillas y frutos constituyen la mayor parte de su dieta (60%); raíces (15%), tallos y hojas (22%) completan la materia vegetal ingerida, en tanto la materia animal alcanza sólo el 3%. Lógicamente estas proporciones se modifican a lo largo del año, en función de la disponibilidad natural de alimentos.
El vuelo de la perdiz es enérgico y rápido, suele permanecer en el suelo, hasta que al más mínimo peligro, sale batiendo las alas fuertemente y sin elevarse mucho del suelo, realizando un desplazamiento de unos cien metros buscado una zona más segura.
Su reclamo es muy característico. Sólo canta el macho; emitiendo un sonido repetitivo, como un chasquido “chac-chac-chaac” que se repite a intervalos. Al comenzar el invierno, los machos comienzan a emitir su reclamo con bastante frecuencia para atraer a las hembras y para delimitar su territorio.
La perdiz tiene entre otros enemigos naturales a las aves de presa; de ahí que se siempre que puede recurre al camuflaje de su plumaje para evitar ser detectada.