Como todos los búhos, el autillo vive en pareja de por vida. A los dos les gusta posarse juntos, mordisqueándose el plumaje mutuamente, mientras profieren débiles silbidos.
También la nidada es criada al estilo de los búhos, principalmente en huecos de árboles, pero también en cajas adecuadas. Raras veces lo hacen en nidos de urracas, hoyos en el suelo, entre cantos rodados o en graneros.
Ponen a finales de mayo entre 2 y 5 huevos, con posibilidad de otras puestas.
Sólo la hembra incuba y cubre con sus alas a los polluelos, siendo alimentada en este período por el macho. Con dos o tres ratones basta para alimentar a esta pequeña familia durante una noche.
En la incubación la hembra emplea unos 24 ó 25 días, y los polluelos permanecerán en el nido durante sólo 18 días. Después de aprender a volar los jóvenes permanecen en familia hasta agosto.
Como todos los búhos, los autillos tienen tres plumajes: Al nacer el primer plumón, que siempre es de un blanco inmaculado; le sigue pronto el plumaje lanoso de la transición; después de unas pocas semanas es sustituido por el plumaje definitivo de adulto, que se renueva cada año.